Retrasos
del lenguaje
Se habla de retraso simple del lenguaje cuando un niño
sin ninguna otra alteración aparente, va adquiriendo el lenguaje más tarde que
otros de su misma edad.
Es decir, se piensa en un retraso simple del lenguaje
si hemos descartado otros problemas que puedan afectar al lenguaje (sordera,
déficit motor o cognitivo, trastornos emocionales o trastornos del espectro
autista).
Hay otros trastornos del lenguaje que también cumplen
el criterio anterior y a lo largo del texto veremos cómo se diferencian del
retraso simple.
En el retraso simple suele estar más afectada la
expresión del lenguaje que la comprensión (el niño comprende más de lo que
habla).
Hay
que diferenciar entre:
- Retraso
del Habla y Retraso del Lenguaje, en el primero sólo está afectado el
nivel fonológico, mientras que en el Retraso del lenguaje están todos los
códigos afectados.
- Disfasia
y retraso del lenguaje. En la disfasia destaca la gran lentitud de la
evolución y la respuesta lenta a la intervención pedagógica, mientras que
en el retraso del lenguaje tiene una recuperación más acelerada y una
respuesta positiva a la intervención y además se encuentra menos afectada
la comprensión.
Se llama retraso del lenguaje a la no aparición del
mismo a la edad en que normalmente se presenta, así como la permanencia de unos
patrones lingüísticos que serían típicos de niños de menos edad más allá de lo
normal.
Recordemos que el lenguaje es la capacidad de poder
intercambiar información más compleja y abstracta mediante un código de signos.
No obstante, en el retraso del lenguaje no se dan, de
forma clara y continua, los distintos grados basados en las relaciones entre
causas, síntomas, formas clínicas y tratamiento.
Diferenciamos tres niveles de gravedad, con distintos
síntomas, cuyos límites son difusos y dependen, además de los síntomas, de la
edad del niño:
Retraso
leve del lenguaje
- Lo
que más llama la atención son las diferentes sustituciones que realiza el
niño para cambiar unos sonidos que le resultan difíciles de pronunciar,
por otros que le son más fáciles (por ejemplo, en lugar de “cara” decir
“cada” o cambiar “fuego” por “fuebo”). A estos cambios se les conoce como procesos
fonológicos de simplificación.
- Su nivel
semántico es ligeramente más escaso que en los niños que no
tienen retraso del lenguaje. Su comprensión, por otro lado, parece normal.
- El desarrollo
morfosintáctico se encuentra a nivel normal; sus emisiones se
suelen entender perfectamente.
- A nivel
pragmático no se advierten distorsiones ni dificultades
especiales.
Retraso
moderado del lenguaje
- los procesos
fonológicos de simplificación son más evidentes y numerosos.
- La
pobreza de vocabulario expresivo a nivel semántico ya es
notoria: nombran objetos familares, pero desconocen el nombre de objetos y
conceptos conocidos por niños de su edad. La comprensión parece mucho
mayor, si bien ésta suele ser en el entorno más cercano y familiar del
niño.
- A nivel
morfosintáctico, están presentes las interrogaciones, negaciones…,
mientras que en los signos de categoría nominal (género y número) y verbal
(morfemas de tiempo…) es donde se aprecia el déficit. No obstante, donde
más se aprecia el retraso es la distorsión de artículos, escasas preposiciones,
elaboración de una estructura de frase simple…
- En
la pragmática existen abundantes órdenes y “gestos
verbales” de llamada de atención; poca iniciativa y escasas formas
sociales de iniciación de conversaciones, las cuales son entrecortadas.
Retraso
grave del lenguaje
- los patrones
fonológicos de estos niños se ven reducidos a un repertorio
mínimo de consonantes (/m/, /p/, /t/, /n/), de vocales (/i/, /u/, /a/),
estructura de palabra CV (Consonante+Vocal, por ejemplo /ma/) y CVCV (por
ejemplo /mama/). La comprensión, por tanto, es difícil si no es mediante
el contexto. El área del significado es pequeña en cantidad y calidad.
- Su sintaxis es
similar a la de las etapas muy primitivas: palabras que funcionan como
palabras (holofrases), habla telegráfica (zapato nene, pelota grande)...
- Desde
el punto de vista pragmático se percibe una conversación
egocéntrica. Se debe interpretar por el contexto, ya que no hay recursos
apropiados.
Puede que sea difícil asignar a un niño con retraso del
lenguaje a una u otra categoría, pero su uso para hacerse una idea del
pronóstico es evidente.
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